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Aristteles sugiere que Tales haba observado los efectos del m agnetism o y que la palabra dioses representa aqu, sim blicam ente, las fuerzas activas de la natura leza. En tiem pos ms m odernos, se ha podido creer que la frase de Tales transm itida por A ristteles se refera realm ente a divi nidades. La filosofa de Tales sera, as. Es preferible, en todo caso, no hacer hiptesis por lo dem s innecesarias. Bstenos recordar que Tales sigue siendo fundador de la filosofa en Grecia por el gnero de pregunta que se plantea.
Podem os pensar que sus respuestas son ms o menos pobres. Pe ro no es histricam ente factible pensar que fueran de otro modo. A m ayor riqueza en las respuestas nos conduce un breve anlisis del discpulo de Tales: A naxim andro. Tambin de M ileto, vivi A naxim andro a m ediados del siglo V I.
Sabem os que escribi un libro que todava era ledo en tiem pos de Aristteles. A naxim andro es el prim er filsofo que explcitam ente se interroga acerca del arch. Esta preocupacin filosfica no es tuvo nunca separada de intereses prcticos.
Com o Tales. A naxi m andro tuvo inters por la poltica y fund una colonia en Apolonia; tam bin com o Tales se ocup de problem as tcnicos y es muy probable que a l se deba el prim er m apa.
Su inters por la astronom a le llev a dar una nueva versin, m ucho m s m oder na y exacta, de la naturaleza del mundo. La Tierra, cuerpo celeste, tiene form a cilindrica. Suspendida en el centro del espacio est rodeada por las estrellas, todas ellas hechas de fuego. Lejos que dan ya los das de Hom ero y aun los de Tales, su propio m aestro.
Pero si A naxim andro tuvo im portancia en sus actividades prcti cas y cientficas, no la tuvo m enor en cuanto trat de explicarse el origen del universo, su causa y su principio nico. A la pregunta: cul es el origen de todas las cosas? No debe buscarse el origen de todas las cosas en ninguno de los elem entos particulares que com ponen el m undo.
El verdadero origen hay que encontrarlo en el apeiron, palabra que significa lo indefinido y lo informe. La introduccin de esta nocin nueva es de prim era im portancia y va a persistir en el curso de la filosofa occidental.
Es posible que el origen histrico de la idea del apeiron deba encontrarse en aquella vieja nocin hesidica del caos.
De todos m odos, y sea cual sea su origen, es m ucho ms abstracta que la del caos m itolgico. En efecto el apeiron incluye ya en potencia nociones tan bsicas com o las del infinito y de la posibilidad. Estas dos nociones son im portantes en varios aspectos. La de in finitud contribuye a variar notablem ente el puesto del hom bre en el mundo.
Ya no estam os ahora en aquel cm odo universo de H om ero donde el m undo se reduca a una Tierra plana y un cielo sostenido por hercleas colum nas. El universo se abre y el lugar del hom bre dentro de su m undo es m enos limitado. El palacio cubierto de estrellas que im aginaba Hom ero viene ahora a substi tuirse por la vastedad de los espacios infinitos.
En cuanto a la nocin de posibilidad -q u e im plcitam ente puede encontrarse en el apeiron de A naxim andro- su principal im portancia viene de un hecho que puede hoy parecem os obvio, pero que en su mo m ento fue un descubrim iento de prim era im portancia.
Este des cubrim iento equivale a decir que lo posible precede a lo real o. A esta abstraccin que sita a A naxim andro com o el prim er filsofo de verdadera originalidad, ya no solam ente en cuanto a sus preguntas sino tam bin a sus respuestas, vienen a aadirse otros descubrim ientos que el propio A naxim andro aporta al cam po de la filosofa.
El prim ero de ellos ha llegado hasta nosotros en las palabras de Anaxim andro citadas por filsofos ms recientes. A firm a Anaxim andro: "Las cosas tienen que cum plir la pena y sufrir la expiacin que se deben recprocam ente por su injusti cia. Se ha hecho notar que esta frase parece describir una escena de tribunal. W em er Jacgcr, La teologa de los prim eros filsofos, trad. Fondo de C ullura Econm ica, M xico, Ms im portante que su aspecto jurdico extem o, es el sentido profundo de la frase de A naxim andro.
En realidad lo que preocupa al filsofo es el m ovi m iento. Si observam os el m undo que nos rodea m ontaas, ro o acero vemos que todo est en constante estado de cam bio: si nos observam os a nosotros mismos no podrem os dejar de percibir que cam biam os tam bin constantem ente. C m o explicar el cam bio? A naxim andro sugiere que el cam bio tan slo es explicable si existe verdadera oposicin.
Tal es el sentido de las palabras ju s ticia e injusticia. Sabem os que solam ente existe la vida si por un lado tiene un principio en el nacim iento y por otro, al final de la lnea, un fin en su opuesto, la muerte. Sabem os que la sem illa solam ente llega a ser rbol despus de dejar de ser sem illa; sa bem os que todo m ovim iento im plica, al m ism o tiem po, la co n s truccin y la destruccin de algo.
C m o im aginar el m enor m ovim iento en un m undo en que todo fuera idntico a todo lo dem s? Tan slo la diferencia, la oposicin, la justicia y la injus ticia explican el hecho de que. El segundo y sorprendente descubrim iento de A naxim andro se refiere al origen de los seres vivos y. De acuerdo con A naxim andro los seres vivos nacieron del elem ento hm edo cuando hubo sido evaporado por el Sol.
El hom bre era, en un principio, semejante a otro animal, el pez. Algunos han pensado que esta idea es en realidad la del evolucionism o. Es totalm ente im probable que A naxim andro pensara en trm inos de evolucin cuando la teora evolucionista no se desarroll sino durante el siglo xix. Ms probable es que tuviera en el espritu ideas m itolgicas primitivas. C uando se pregunta acerca del origen de las cosas, A naxim an dro, razonando ya m ediante argum entos lgicos, piensa que este origen debe encontrarse en la ilum inacin eterna e inm ortal.
Sus observaciones sobre el m ovim iento habrn de ser desarrolla das, a lo largo de la filosofa griega, com o una de las nociones s La idea del universo com o un Estado se encuentra en M esopotam ia. Jacobsen, M esopotam ia , en H. Frankfort, J. W ilson y T. Su puesto en la historia de la filosofa es el de un verdadero innovador e iniciador.
No es tan im portante su discpulo Anaxim enes. A la m ism a pregunta responda Anaxim enes que el origen de todo debe bus carse en el aire. Un paso atrs despus de los varios descubrimien tos de A naxim andro? Todo depende del sentido que se d a las palabras. Es posible que A naxim enes, al hablar del aire, hablara del espritu.
N uestro desconocim iento de su filosofa nos impide, sin em bargo, considerarlo com o el prim er filsofo espiritualista. E l m ovim iento y la inm ovilidad Con el desarrollo del pensam iento racional no tard en aparecer, entre los prim eros filsofos de G recia, una clara oposicin al pen sam iento de los poetas. Los viejos m aestros, principalm ente H o m ero y Hesodo.
Las prim eras m anifestaciones de una clara oposicin al pensam iento de los poetas se encuentran en el poe m a teolgico de Jenfanes, probable m aestro de Parm nides. La antigua religin politesta no satisfaca ya el nim o ms abstracto de los nuevos pensadores. Dbanse cuenta, por otra parte, de que los dioses que veneraban los distintos pueblos eran form as ideali zadas de los propios hom bres que constituan a estos pueblos.
As, Jentanes, se vea obligado a negar valor a las interpretacio nes religiosas de orden politesta y afirm aba: Hom ero, Hesodo atribuyeron a los dioses lo que entre hum anos es reprensible y sin d ecoro. As, los etopes hacen que sus dioses sean negros y de nariz chata; los tracios dicen que los suyos tienen los ojos azules y los cabellos rojos. G rande ser su influencia en el desarrollo de la filosofa griega y la nocin que Jenfanes se hace de Dios habr de alcanzar su ms precisa expresin en la filosofa de A ristteles.
Pero si de m om ento nos m antenem os en el siglo v verem os cm o los filsofos, divididos en dos grupos en cuanto al origen de las cosas, buscan y tratan de encontrar una solucin tam bin unitaria a los problem as del conocim iento, del universo y del hombre. H erclito naci en feso, en las m ism as tierras jnicas donde se desarroll el prim er pensam iento de los filsofos. Hay que si tuar su m adurez hacia el ao De su vida conocem os ancdo tas probablem ente fabricadas en tiem pos bastante ms recientes.
Dcese que H erclito era basileus. D cese tam bin que su retiro obedeci a razones pol ticas puesto que H erclito reprobaba la actitud irresponsable de los gobernantes y los gobernados de feso. Sean cuales fueran los detalles de su vida, parece que puede establecerse un hecho: H e rclito fue un solitario, tal vez el prim er caso de filsofo en G re cia que se aisla para meditar.
En cuanto a su obra quedan una serie de F ragm entos13 en los cuales es ya posible discernir, den tro de un estilo alegrico, no pocas veces epigram tico, los tres grandes cam pos en que habr de dividirse toda la filosofa futura: la teora del conocim iento: la m etafsica y la moral. La divisin es, por lo dem s, muy lgica. Si el filsofo suele preocuparse por el com portamiento y por el destino del hombre, no puede dejar de ex plicarse el sentido del universo que el hom bre habita.
Antes de hacerlo, sin em bargo, tiene que pensar cules son las condiciones del saber y preguntarse, tam bin, si el saber es posible o no lo es.
V-Ibid p. En las citas de este texto adoptam os la num eracin de: Herclito, Fragmentos, trad. M xico, As, la teora sobre la posibilidad del conocim iento precede a la m etafsica y la moral.
D esde un buen principio H erclito afirm a que existen dos form as de conocer, una verdadera y otra falsa. La prim era es la que obedece al lagos, a la razn, que en griego, com o ms tarde verbum en latn, significar tam bin la palabra ,14 La segunda es la que se apoya en los sentidos o en un mal entendim iento de ellos. Dice Herclito: Sabio es escuchar, no a m, sino a la R a zn [ Herclito com para al sabio con los buscadores de oro que "cavan m ucha tierra y encuentran poco.
H erclito puede decir: me he consultado a m m ism o. De este conocim iento de s proviene la verdadera sabidura, la que nos perm ite encontrar en la razn el origen de las cosas y el sentido de la vida.
Cuando contem pla el m undo que le rodea, tanto el m undo de los hom bres com o el m undo de las cosas, H erclito se da cuenta de que todo est en m ovim iento y afirma: No puedes entrar dos veces por el m ism o ro, pues otras aguas fluyen hacia ti. Herclito, sin embargo, no se contenta con afirm ar que el m ovim iento existe. Quiere, ms all de esta constatacin de hecho, encontrar una explicacin de los orgenes del m ovim iento. Esta explicacin se encuentra en una idea que, si bien parece tan slo repetir la anterior, viene de hecho a clarificarla: si entram os y no entram os en las mismas aguas del ro es porque som os y no somos.
El hecho es que si por una parte podem os pensar que som os, por otra, al ver nuestro 14 W. Gutlirie, A History o f G reek Philosophy, vol.
Y en los extrem os de nuestra vida se encuentran los opuestos: vivir significa estar en el tiem po entre el m om ento de nuestro nacim iento y el m om ento de nuestra m uer te, Lo contrario es lo conveniente 18 porque de hecho estamos vi viendo siem pre entre estados opuestos. Y esto, que nos sucede a nosotros, sucede tam bin con los objetos del m undo, ros encarnizados que van de su principio a su fin, en una constante transicin de un opuesto al otro, en una constante "guerra. El m undo es m ovim iento y el m ovim iento solam ente es posible si existen la desigualdad, el contraste y la oposicin.
Sin em bargo Herclito quiere ir m s all del m ovimiento, quie re buscar su sentido y su ley. En algunas frases. H erclito afirm a la final arm o na de los contrarios, la unidad de los opuestos: bien y mal son una cosa, 19 el cam ino hacia arriba y hacia abajo es uno y el m ism o ,20 los hom bres no saben que el mundo, divergiendo con viene consigo m ism o. Esta ley. Siguiendo este ciclo, y dentro de un ciclo dado, ,s Ibid.. Pero si pensam os que este ciclo se ha repetido eternam ente y volver a repetirse eterna mente, si lo que estoy escribiendo lo he escrito en otros ciclos una infinidad de veces y volver a escribirlo infinitas veces en ciclos futuros, de hecho nada cambia.
En la circunferencia de un crcu lo se confunden el principio y el fin. En cuanto a la naturaleza ntim a de este m ovim iento H erclito piensa que puede sim bolizarse por el fue go. N ada tan variable com o una llam a, nada con tantas posibili dades de transform acin. Y as, dentro de cada uno de los ciclos, el mundo, que ha em pezado con el fuego, habr de acabar igual m ente en el fuego, trm ino que H erclito em plea seguram ente com o sm bolo de la purificacin cuando dice que el fuego habr de juzgarlo todo.
Es indudable que Herclito afirm a el cam bio y el movimiento. No lo es m enos que m s all de este cam bio, afirm a igualm ente la perm anencia eterna de las cosas.
Y ahora, completa, se aclara la prim era frase que citbam os: Sabio que quienes oyen no a m sino a la razn, convengan en que todo es uno. Paralelam ente al desarrollo de las colonias griegas en la M ag na G recia Sicilia, sur de Italia , se desarrollaron en estas nuevas regiones variadas escuelas filosficas. Entre ellas la de m s in fluencia fue la de los pitagricos. De Pitgoras, cuya vida es en gran parte leyenda ms que historia, sabem os que debi de ense ar hacia la m itad del siglo vi puesto que Herclito se refiere a l com o a un pensador del pasado.
Su filosofa puede reducirse a una serie de afirm aciones siem pre novedosas. Pitgoras era m a tem tico. A l y a su escuela se debe el progreso de la aritm tica 24 Ibid.
Es probable que esta dedicacin a las m atem ticas llevara a los pitagricos a afirm ar que el m undo est hecho de nm eros. La afirm acin es especialm ente im portante si tenem os en cuenta que la fsica m oderna depende de la posibi lidad de m edir los fenm enos naturales.
A este concepto m ate m tico del m undo los pitagricos aadan un concepto rtm ico y arm nico de la realidad. D espus de observar que los sonidos em itidos por una cuerda en varias tensiones pueden reducirse a nm ero, los pitagricos unificaron el nm ero, el ritmo y la arm o na. A s cuando se ocupaban de astronom a pensaban que las es trellas emiten, en su curso, sonidos m usicales. Sin embargo, no fue la ciencia la nica, ni tan slo la principal, preocupacin de los pitagricos. Platn seala que Pitgoras fue clebre porque ense aba una form a de vida.
Y es que en verdad los pitagricos for m aron una secta religiosa, en la cual se enseaba la transm igra cin de las almas, el culto a la santidad y la abstinencia.
Algunos de los consejos de los pitagricos, com o aquel que nos dice que no debem os partir el pan con las m anos, tienen probablem ente por origen tabes y creencias prim itivas. Parm nides. Fue tam bin discpulo de los pitagricos, de cuyas enseanzas es todava reflejo en la intro duccin a su Poema filosfico. Com o todos los prim eros filsofos. Parm nides se pregunta cul es el origen de todas las cosas. Tanto en su respuesta com o en el m todo que em plea para llegar a ella, Parm nides dem uestra un notabilsim o progreso.
Su m todo no est explcitam ente expues to en el poema, y sin embargo presupone principios lgicos y razo nam ientos que sern la base de toda lgica futura. Parm nides em plea el principio de identidad, segn el cual puede afirmarse que lo que es, es. La frm ula negativa de este m ism o principio, m s tarde llam ado principio de no contradiccin, puede expre sarse en estos trm inos: lo que es no puede no ser, o bien, una cosa no puede ser y no ser al m ism o tiem po. En cuanto al razona26 El Poema aparecc en J.
G arca Bacca, Los presocrticos, vol. El Colegio de M xico, M xico, Esta form a indirecta de dem ostracin, consi dera hipotticam ente com o verdadero precisam ente aquello que se quiere negar. Se dem uestra, inm ediatam ente, que la hiptesis es falsa y resulta as que lo verdadero es lo contrario a la prim era hiptesis supuesta. Aunque Parm nides no enuncia ninguno de estos principios o razonam ientos, constituyen la base de todas sus argum entaciones. C uando Parm nides se pregunta por el verdadero origen de las cosas, dice por prim era vez con la abstraccin que la palabra su pone que, el origen de todo es el ser.
Pero no se lim ita Parm nides a sem ejante afirm acin, sino que quiere probar, m ediante argu m entos lgicos, que este ser tiene una serie de atributos y que la posesin de estos atributos por el ser, es dem ostrable. El prim ero de estos atributos es la inm utabilidad. C m o dem ostrar que el ser es inm utable?
Procedam os m ediante un razonam iento por el absurdo y supongam os que el ser puede cambiar. Si el ser cam biara. Pero afirm ar que el ser cam bia hacia el ser es de hecho decir que no cam bia y decir que el ser cam bia hacia el no-ser.
El ser es inm vil. Es tam bin, y por idntico m otivo, uno y nico. Supongam os nuevam ente que en lugar del slo ser hay el ser y algo ms. No podem os darle m s que dos denom inaciones: ser o no ser. Si decim os que adem s del ser exis te el ser estam os sim plem ente afirm ando que tan slo existe un ser.
Si este algo m s es el no-ser, com o este no-ser no puede existir afirm am os igualm ente que tan slo existe un ser. Y as, por argu m entos sim ilares Parm nides dice que el ser es eterno, continuo, im perecedero, indivisible, sin fin y sin com ienzo. Las pruebas de Parm nides, que pueden hoy parecem os excesivam ente rgidas, tienen una innegable importancia histrica. Su m odo de razonar es el prim er m todo lgico conocido en la historia de Occidente.
C on tiene adems en germen, el m todo que habrn de usar, desarrolla do y afinado, las m atem ticas, las ciencias y la filosofa. Ms difcil es entender claram ente lo que Parm nides enten da p o r el ser. Segn algunos se refera al m undo fsico y m ate rial. Segn otros el ser de Parm nides se acerca m s al concepto.
Si seguim os el texto de Parm nides es en realidad difcil inclinarse por uno u otro de estos p un tos de vista. Quede, sin em bargo, Parm nides, defensor de la in m ovilidad, com o el polo opuesto a aquel H erclito que afirm aba que todas las cosas estn en perpetuo estado de cam bio. Su filo sofa rem ozada, precisada, tendr tanta im portancia com o la de H erclito para el futuro del pensam iento en Grecia.
El pensa m iento de los grandes filsofos de G recia tratar siem pre de com binar lo m vil y lo inm vil, lo m ltiple y lo uno. Platn, y aun A ristteles, tendrn presente el pensa m iento de estos dos filsofos griegos, los m s decisivam ente im portantes de esta prim era poca en la cual el pensam iento fi losfico estaba principalm ente dirigido a indagar los m isterios del m undo. Westminster, , pp.
Vidas, opiniones y sentencias de los filsofos ms. La teologa de los primeros filsofos griegos, trad. Fondo de Cultura Econmica, Mxico, , pp. M o n d o l f o , Rodolfo, Herclito, Siglo xxi, Mxico, Herclito, en su teora de la unin de los opuestos, revive en el pensam iento de los m sticos; revive, sobro todo, en la dialctica de Hegel y de Marx.
Ambos encuentran en Herclito una fuente im prescindible de pensam iento; am bos ven el m undo com o m ovim iento fundado en la contrariedad; Parm nides y su doctrina d e un ser inmvil reaparecen en la obra de Platn y, en m ayor o m enor grado, en varias de las filosofas m onistas de Occidente: por ejem plo Plotino y Spinoza en cuyas obras no puede hablarse de influencia parm endica, pero s de un modo de pensar difcil de entender sin el mundo creado por Parm nides.
En cuanto a las influencias inm ediatas, la doctrina de la movilidad reaparece en la teora platnica del devenir y la teora del ser en la doctrina platnica de las formas. Los nios, antes de interesarse por s m ism os, antes de conocerse y sentirse com o personas, em piezan por explorar el m undo que los rodea.
A s tam bin los hom bres. Sin generalizar dem asiado, puesto que la preocupacin por la vida hum ana ya est presente en el pensam iento de los prim eros filsofos y los problem as del universo siguen interesando a m uchos de los filsofos del siglo V , puede decirse que si el pensam iento em pez por gravitar en tom o al m undo y su significado, a partir del siglo V gravita en torno al hombre y su destino.
Nunca se insistir bastante sobre la im portancia de este descubrim iento. Los atom istas contribuye ron poderosam ente al desarrollo de la ciencia. Tanto Leucipo com o D em crito su ponen, en efecto, que todo est form ado por una m ism a sustancia material. Lo que llamamos espritu es parte de la materia, una m a teria ms sutil, sin duda, pero m ateria al fin y al cabo.
Tan im por tante com o la suposicin de que la realidad entera del m undo 28 Recordem os algunos hechos. El siglo v, a veces llam ado siglo de Periclcs, repr senla la cum bre de la civilizacin griega.
A tenas transform a su econom a urbana en una econom a internacional de la cual participan todas las ciudades griegas del M editerr neo: en lo poltico. Atenas, en el centro del mundo griego, realiza aquella "gloria que fue G recia" de que hablaba Kcats. La ciencia m oderna se ha desarrollado en buena parte a base de este supuesto.
Cm o poder dar leyes fsicas si no se supone que la naturaleza procede m ediante orden y m edida? Cm o explicar el m undo si las causas no produjeran siem pre los m ism os efectos? La ciencia quiere establecer leyes universales. Si G alileo, desde la torre de Pisa, hubiera observado que algunas piedras caen y otras piedras vuelan, no hubiera podido establecer la ley de la cada de los cuerpos. En una palabra: la ley de la causalidad ha estado en la base de todas las ciencias fsicas y naturales.
El descubrim iento de la ley. Tam bin cosm logo fue Em pdocles de A grigento para quien el m undo estaba form ado de los cuatro elem entos fuego, aire, agua y tierra , de cuya unin, nacida del amor, surga la vida y de cuya desunin, surgida del odio, provenan la destruccin, la m i na y la m uerte.
Prim ero entre los filsofos espi ritualistas, A naxgoras enunciar un principio de no m enor im portancia que el de los m aterialistas: todas las cosas que tienen vida, tanto las m s grandes com o las m s pequeas, estn gober nadas por el espritu. Los sofistas Todo en el siglo v conduce a interesarse principalm ente por el hom bre.
La escultura clsica idealiza la figura hum ana en una sabia m ezcla de m edida, idea e im itacin de los seres naturales: la m edicina naciente se agm pa en escuelas donde se estudian la Es probable que los trm inos am or y odio sean de origen m itolgico. Y sin em bar go. Cuando N ew ton enunci la ley de la gravitacin universal em ple trm inos de origen muy sem ejante al hablar de "atrac cin" y de "repulsin".
Es claro que Newton em ple eslos trm inos en su sentido cien tfico. Im porta sealar que el lenguaje cientfico tiene muchas veces su origen en el lenguaje em otivo, potico y m itolgico. En nin guna obra es tan clara la im portancia que se da al hom bre com o en las tragedias de Sfocles y de Eurpides.
En la A ntgona, de Sfocles, aparece, radiante en su dignidad, la figura humana: Numerosas son las maravillas del mundo, pero la ms grande de las maravillas es el hombre. Es el ser de los mil recursos. Jams el porvenir lo toma por sorpresa. Conoce el arte de escapar a los males incurables. Slo el pas de los muertos puede detener su carrera. El hom bre, m s que el m undo, llenaba el pensam iento de los hom bres. Y los sofistas son los prim eros filsofos que debe mos calificar de hum anistas.
La palabra sofista significa textualm ente sabio. Pero los sofis tas eran sobre todo m aestros que, de ciudad en ciudad y, con gran escndalo de los griegos, se hacan pagar por sus enseanzas. M aestros de los hom bres de E stado y de los futuros polticos, los sofistas solan ensear la retrica de la cual fueron fundadores.
B ien es verdad que los sofistas se preocupaban m enos de la vali dez o la exactitud de sus razonam ientos que de la fuerza que tienen las palabras para llegar a este fin prctico del convenci miento. N o escribe G orgias que el poder de la palabra sobre la constitucin del alm a puede com pararse al efecto de las drogas sobre el estado del cu e rp o?
Si el sofista quiere convencer, sin preocuparse por la verdad de sus argum entos sino por su fuerza com o instrum entos de conviccin, tiene que partir de la idea de que todo es verdad. P ero si todo es verdad, tam bin la falsedad es verdad y ya no existe el m enor criterio para distinguir entre la veracidad y la falsedad de un razonam iento.
Al m ism o tiem po que inventaban el arte de convencer, los sofistas inventaron tam bin falsos argum entos que han pasado a la historia con el nom bre de sofismas.
M uchas son las ancdotas que se cuentan sobre las form as de argum entar de los sofistas. C untase que una vez Tisias, m aestro, pidi a su discpulo C orax que le pagara, puesto que ya haban.
A lo cual respondi Corax que, si haba aprendido a convencer podra convencer a Tisias de que no tena que pagarle y que, de no convencerlo, no tendra que pagarle puesto que con ello dem ostrara que no haba apren dido lo que Tisias prom eti ensearle. Tisias, naturalm ente, no poda aceptar el argum ento de su discpulo y dedic todo su es fuerzo a dem ostrarle que de todas m aneras tendra que pagar la enseanza.
Si Corax le convenca de que no tena que pagarle, esto dem ostraba que haba aprendido a convencer y, com o el arre glo haba sido que si aprenda a convencer tena que pagar, al dem ostrar que no tena que pagar, por el hecho m ism o de conven cer a Tisias, tendra que pagar.
Si, por otra parte, no llegaba a convencerle de no tener que pagar, tendra que pagarle por el m ero hecho de no haberlo convencido. V ase en este argum ento una ancdota, que por otra parte ha sido atribuida a G orgias y su dis cpulo Evasto, vase tam bin en l un ejercicio de escuela. En todo caso dem uestra con claridad que los sofistas se preocupaban m s por la form a del razonam iento que por su contenido, m s por su efectividad que por su justeza.
Sera totalm ente falso ver en los sofistas sim ple y sencillam en te m aestros de falsedad. Su inters por las form as lingsticas les condujo a analizar el lenguaje, estudiar las figuras retricas, pe netrar en los problem as de la lgica y preparar las vas del pensa miento lgico. Sus argumentos, por falsos que parecieran en tantas ocasiones, requeran una respuesta.
Las filosofas de Scrates, de Platn y de A ristteles, son un intento por encontrar soluciones verdaderas a los problem as que los sofistas haban planteado. Por otra parte los sofistas, al analizar el lenguaje, al analizar las con tradicciones en que con tanta facilidad caem os a cada paso, contri buyeron poderosam ente a form ar un espritu crtico, que es, al fin y al cabo, el principio de todo pensam iento riguroso.
M uchos so fistas fueron escpticos, pero el escepticism o, la duda, la declara cin de que no existe verdad alguna, prepara el cam ino para que se encuentre la verdad. Habrem os de ver cm o todo gran filsofo suele em pezar por dudar. Y si su duda consiste en dudar para creer, en un negar para afirmar, si no queda, com o los sofistas, en un m ar de dudas, no deja de deberles a los sofistas y a los escp ticos de cada poca este espoloneo necesario para que tom e for m a la reflexin.
Los sofistas, por otra parte, trataron de dar un fundam ento a sus prcticas de enseanza. De este fundam ento, surgieron teoras que reflejan con especial claridad, Protgoras, Gorgias y Calicles. Protgoras Protgoras, tal vez el ms fam oso de los sofistas, naci hacia en la ciudad de Abdera. Son m nim os los fragm entos que nos quedan de su obra; seguram ente fue volum inosa. M s im portantes son dos fragm entos que se com plem en tan entre s y nos perm iten entrever el sentido de su filosofa.
D e su tratado sobre La verdad quedan estas palabras: El hom bre es la m edida de todas las cosas, de las que son en cuanto son y de las que no son en cuanto no son ; de su tratado El gran logos, esta sentencia: la enseanza requiere dotes y prctica. El aprendizaje debe em pezar en la juventud. D is cpulo del estilo de pensam iento de Herclito, Protgoras crea que todo estaba en constante m ovim iento.
A hora bien, si todo cam bia, no existe una verdad absoluta puesto que sta cam bia a m edida que cam bia el m undo y que cam biam os nosotros. C ada individuo hum ano es concebido por Protgoras com o un ojo abier to al mundo. Todo lo que este ojo ve com o existente, existe; todo lo que este ojo deja de ver es inexistente. Todo lo que percibo, siento o pienso se refiere a m y yo soy el nico rbitro de la exis tencia de lo que percibo, siento o pienso.
Solipsista, Protgoras piensa que el m undo est hecho a la m edida de quien lo contem pla y que quien contem pla al m undo lo est inventando al m ism o tiem po. Slo en una form a de conocim iento parece Protgoras tener alguna confianza bien relativa por cierto: la sensacin. Y esto es lo que nos aclara la segunda frase.
Buen retrico que es, Protgoras nos dice que el conocim iento no es una form a innata, " El Protgoras de Platn expone y discute las teoras de Protgoras.
Este dilogo es la m ejor fuente para conocer el pensam iento de dicho filsofo. Walter Kauffman. P hilosophic Classics, vol. I, Prentice Hall. Englewood Cliffs. J , pp. El conocim iento se ensea y quien llega a tenerlo es porque ha podido adquirirlo.
Lo que nos proporciona este conocim iento es la sensacin. A hora bien, las sensaciones, que proceden de nuestra experiencia, son distintas para distintas personas. De ah que el conocim iento sea siem pre relativo: relati vo a quien lo adquiere, relativo a la form a en que este m ism o sujeto lo adquiere, relativo a la m anera de ser de quien lo adquie re.
Frente a nosotros: el mar. Todos lo llam am os por el m ism o nom bre, pero, de hecho, cuntas variaciones en nuestra percep cin de este azul persistente? Cuntas form as de percibir el m ar? Puedo acaso afirm ar que este m ar que percibo es exactam ente el m ismo que perciben las dems personas, todas y cada una de ellas? El hom bre es la m edida tanto de lo que cree cierto com o de lo que cree errneo, tanto de lo que cree existente com o de lo que piensa inexistente.
D e hecho, el conocim iento es, para Protgoras, tan slo esta im presin que tengo, solo en mi aislam iento, sin la m e nor garanta de que mis im presiones coincidan con las im presio nes de cada uno de los m ares que perciben, uno a uno, los ts diversos que form an los dem s hom bres.
Gorgias M s am plios son los fragm entos que conservam os de Gorgias. M edite rrneo, nacido en Leontium , Sicilia, G orgias no slo ense la retrica sino que tam bin ejerci la diplom acia. G racias a sus esfuerzos, los atenienses m andaron ayuda m ilitar a sus conciu dadanos, entonces en guerra con Siracusa.
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